Amado Dios, empiezo esta oración diciendo que sería injusto no agradecerte por todas las cosas maravillosas que Tú me brindas cada día. Tú me das el excelso regalo de la vida, un cálido hogar donde descansar y nunca han faltado los alimentos en mi mesa.
Y aunque algunas veces aparecen ciertas dificultades económicas que me angustian, sé que con tu ayuda podré salir adelante y ser una persona feliz y bendecida.
Señor, hoy me acerco hasta Ti con gratitud por tu bondad y con una petición especial: por favor ayúdame a vivir una vida próspera y abundante. Te pido que me des sabiduría para trabajar y tomar buenas decisiones y te suplico que seas Tú esa hermosa luz que ilumine mi senda y me muestre el camino por el cual debo avanzar.
Te ruego que me ayudes a sacar adelante a mi familia y a cumplir con cada una de mis responsabilidades. Por favor dame tu mano cuando me sienta desfallecer y sé mi valle de paz, de calma y de reposo.
Ayúdame a recordar siempre que tus planes son perfectos y que aunque ahora no comprenda muy bien lo que está sucediendo, muy pronto las dificultades del presente habrán de convertirse en las grandes bendiciones del futuro.
Ayúdame a recordar siempre que tus planes son perfectos y que aunque ahora no comprenda muy bien lo que está sucediendo, muy pronto las dificultades del presente habrán de convertirse en las grandes bendiciones del futuro.
Por mi parte, yo trabajaré cada día feliz y con la certeza que solo da tu compañía. Por favor acompáñame en cada una de mis acciones, dame fuerza para labrar mis campos, plantar la semilla y cuidar la que pronto ha de ser mi abundante cosecha.
Amado Dios, termino esta oración confiado, pues sé que Tú convertirás las crisis en oportunidades, los retos en enseñanzas y los problemas en bendiciones. Señor, te amo y en tus manos pongo mi vida y mi destino, Amén.
Hacer esta oración con esperanza y devoción te permitirá acercarte a Dios, exponerle tu vida y tus necesidades, para que sea Él guiándote. Confía, pues Dios te ama y Él será tu amoroso protector y proveedor.
No temas, pues la prosperidad que tanto has anhelado pronto llegará a tu vida, porque Dios nunca desampara a quienes ante Él acuden con fe.
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