Hoy quiero compartir contigo una reflexión acerca de la importancia de
soltar con fe aquello que Dios quiere que dejemos ir en nuestras
vidas.
A veces, nos aferramos a personas, situaciones o cosas que nos causan
dolor, sufrimiento y nos impiden avanzar en nuestro camino hacia la
felicidad y la plenitud.
Y esto sucede porque soltar no es fácil, especialmente cuando nos hemos
acostumbrado a la presencia de aquello que nos hace daño. Es natural sentir
miedo y preocupación ante la incertidumbre que nos genera el dejar ir algo
conocido para adentrarnos en lo desconocido.
Pero debes saber que soltar no es perder, sino abrir el espacio que Dios
necesita para bendecirte. Dios tiene un plan perfecto para cada uno de
nosotros, un plan de amor, de paz y de felicidad.
Sin embargo, para poder recibir las bendiciones que Él tiene preparadas para
nosotros, es necesario soltar aquello que no nos deja avanzar y confiar en
que Dios nos guiará hacia lo mejor.
¿Has considerado que quizás hay algo más que Dios quiere que hagas con tu
vida?
Tu futuro no se puede edificar sobre personas que no te valoran o
situaciones que te causan dolor.
- Si te causa más tristeza que felicidad, es momento de soltar.
- Si te roba la paz y tus horas de sueño, es momento de soltar.
- Si afecta tu salud, es momento de soltar. Si te sientes más pisoteado que
animado, es momento de soltar.
- Si se siente más como una carga, que como una bendición, es momento de
soltar.
No luches por lo que Dios te está pidiendo soltar. Suelta como un acto de fe
en las promesas del Señor y permítele a Dios que Él haga su espléndida
voluntad en tu vida.
Te invito que en este momento cierres tus ojos y le pidas a Dios que te
quite el apego a todo aquello que te causa daño.
Repite conmigo:
Amado Dios, te ofrezco mi vida y mi destino. Quiero vivir según tus planes y
confiando en todo lo bueno que Tú tienes para entregarme.
Por favor concédeme la fortaleza para dejar ir y alejarme de las personas y
situaciones que me hacen mal y ayúdame a soltar como un acto de fe en tu
palabra.
Tú me hiciste una persona merecedora de felicidad y grandes bendiciones.
Hoy dejo ir todo lo que me roba la paz y dejo espacio para que Tú colmes mi
vida solo con lo mejor.
Gracias Señor por escuchar esta oración que nace de un corazón triste pero
esperanzado y gracias porque de tu mano avanzaré a destinos de paz, salud,
plenitud, felicidad y milagros, Amén.
Esperamos que esta reflexión sea valiosa para tu vida. Reconoce tu valor,
acepta solamente las cosas buenas que tú mereces y avanza hacia el futuro con
fe y determinación, porque Dios te bendice y está siempre a tu lado.
Dios te ama y Él tiene grandes bendiciones preparadas para tu vida. Libérate
de las personas y situaciones que obstaculizan tu crecimiento y prepárate
para vivir en los milagros que el Señor tiene para entregarte, Amén.
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