Señor mío y Dios mío, hoy estoy aquí delante de Ti para darte gracias por tantas cosas maravillosas que Tú haces en mi vida, por tu amor incondicional que puedo sentir a cada instante, por mi familia, por el hogar que nos brindas, por los alimentos que llevas hasta nuestra mesa y por todas las bendiciones que Tú nos concedes sin límite ni reserva.
Señor mío y Dios mío, en la paz de este instante me acerco hasta Ti a la luz del poderosa Salmo 37 para darte gracias por el sublime regalo de la vida y para hablarte de mí, de lo que hay en mi corazón, de los sueños que me inspiran y las necesidades que me preocupan.
Amado Jesús, hoy te alabo y te bendigo por todo el amor que Tú tienes por mí, por acogerme con misericordia cuando me siento triste y por todas las bendiciones que Tú me has dado.
Señor mío y Dios mío, ha llegado la noche y con ella llega también un momento especial de reunión contigo. En este instante me acerco hasta Ti con un corazón contento para darte gracias por todas las cosas que Tú me permitiste disfrutar en el día de hoy.
Señor mío y Dios mío, hoy me acerco hasta Ti con 2 grandes intenciones en mi corazón. Primero y como es debido, hoy quiero darte gracias por todas las cosas maravillosas que Tú haces en mi vida, gracias por ser mi amigo, mi proveedor y mi constante compañía.