Amado Dios, en este instante me acerco ante tu divina presencia, en primer lugar para darte gracias por cada una de las cosas que has permitido que pasen en mi vida. Invariablemente de si han sido positivas o negativas, todas han sido una lección de crecimiento para mí, permitiéndome reconocer que Tú eres grande, majestuoso y que tus planes siempre son perfectos.
Amado Dios de infinita bondad, hoy me presento ante Ti y quiero elevar una oración de fidelidad y esperanza. Qué hermoso es ser tu hijo y prosperar con la paz y la certeza que solo da tu inefable compañía.
Amado Dios, padre de generosidad y bondad, hoy me presento ante Ti con una gran necesidad en mi vida, pero también con la fe y la certeza de que Tú serás escuchando mi oración y obrando con misericordia.
Hace algún tiempo recibí este bello mensaje y hoy quiero compartirlo contigo, porque en él encontrarás unas palabras de fe, fortaleza y esperanza que yo sé que son muy apropiadas para este momento de tu vida. Por favor confía, pues todo lo que pidas orando, creyendo lo recibirás.