Amado Espíritu Santo, hoy vengo ante Ti con un corazón lleno de gratitud y
reverencia. Te doy gracias, Espíritu de Dios, por tu amor infinito, por tu
bondad que siempre me rodea y por tu provisión que nunca falla. Gracias por
estar presente en cada aspecto de mi vida, guiándome y sosteniéndome,
incluso cuando no puedo ver con claridad el camino por delante. Eres mi luz
y mi fortaleza, y hoy quiero honrar tu nombre, reconociendo tu obra
maravillosa en mi vida.

