Amado Dios, en esta noche tranquila de domingo, me acerco a Ti con un
corazón lleno de gratitud y esperanza. Te agradezco por tu presencia
constante en mi vida, por haberme sostenido a lo largo de la semana que
termina y por cada bendición que has derramado sobre mí y sobre mi
familia. Reconozco tu mano protectora en cada paso que hemos dado, y te doy
gracias por tu amor incondicional que siempre nos envuelve.